Como ya
conocerán sobradamente los seguidores de este blog, entre las muchas funciones
del Cuerpo de Agentes Medioambientales se encuentran las de seguimiento y
vigilancia de las especies amenazadas.
Todos los años con el inicio de la época
de cría de muchas de nuestras rapaces comienza uno de los trabajos más
gratificantes y apasionantes de la profesión. El seguimiento y custodia de nidos.
¿Cuántas
parejas de cada especie crían en nuestra comunidad? ¿Cuántos pollos vuelan cada
año? ¿A qué problemas y amenazas se enfrentan?
Os
vamos a contar como pocas veces, como es el seguimiento de una temporada de
cría completa, en el sur de Ciudad Real, de una de nuestras especies bandera,
el Águila Imperial Ibérica.
Allá
por los meses de diciembre y enero las parejas de Águilas Imperiales comienzan
con sus vuelos de cortejo, en los días fríos y despejados del último y primer
mes del año, se pueden escuchar las sonoras llamadas que se hacen ambos
ejemplares de la pareja. Un sonoro “Gok-Gok-Gok!!!” nos hace levantar la mirada
hacia el cielo donde descubrimos al macho y la hembra haciendo trepidantes
vuelos en paralelo, perfectamente coordinados, subiendo bruscamente para,
seguidamente, caer en picado y así
durante varios minutos. Puede incluso que veamos cómo se hacen “regalos” el uno
al otro a veces en forma de presa y en otras ocasiones simplemente objetos como
piñas e incluso, con más suerte aún, alguna cópula. También se les observa
defendiendo con fiereza su territorio de otras rapaces como los buitres que, a
pesar de ser mucho mayores en tamaño, no dudan en acosar e incluso agredir
hasta expulsarles de las inmediaciones.
La pareja posada en su territorio
No
tardará en comenzar la construcción o reconstrucción del nido del año anterior
con aportes de vegetación de la zona que en ocasiones arrancan al vuelo haciendo
pases rasantes con las garras extendidas sobre las copas de los árboles.
Por el mes de febrero o marzo se encuentran ya nuestras Águilas imperiales
incubando sus huevos, hasta cuatro de estos pueden llegar a poner y los escasos
días de intervalo entre la puesta del primer huevo hasta el último suponen un
hecho de gran trascendencia que marcará una diferencia de tamaño entre los
hermanos que tendrá una enorme importancia de cara a sus posibilidades de
supervivencia como veremos después. El proceso de incubación durará entorno a
los 40 días. Durante ese tiempo ambos padres cuidarán con mimo de sus futuros vástagos, turnándose en
la incubación y dando la vuelta delicadamente cada pocos minutos a cada uno de
los huevos.
En el
mes de abril salen los pequeños polluelos del cascarón cubiertos de suave
plumón blanco. En el caso de la pareja que nos ocupa, han sido cuatro los
pollitos que han nacido, algo no del todo habitual, pero que si se da en
algunas ocasiones. Mucho más difícil será que los 4 hermanos lleguen a
completar su desarrollo, y es que la biología de esta esta especie, nos tiene
reservada una macabra pero imprescindible estrategia de supervivencia, el cainismo.
Los cuatro pollos esperando la vuelta de un adulto
En la
siguiente visita al nido ya solo se podían observar tres pollos, uno de ellos,
el más pequeño, había resultado muerto y devorado por sus propios hermanos
apenas unos días mayores que él, pero suficientemente más desarrollados y
fuertes como para acabar con su vida. En
la vida de un pollo de águila imperial su veloz desarrollo hace que unos pocos
días de diferencia en la puesta de los huevos marquen una gran diferencia de
tamaño. Este fenómeno por el cual uno o varios hermanos acaban con la vida del
menor se denomina cainismo. Tras su aparente crueldad se esconde una
estrategia de supervivencia clave para la especie. Y es que no siempre las condiciones
del entorno, disponibilidad de presas, etc son favorables para el desarrollo de
tantos aguiluchos en un mismo nido, de tal forma que solo eliminando “competencia”
puede asegurarse que al menos uno llegue a alzar el vuelo.
Marcada diferencia de tamaño entre hermanos
Siguen
transcurriendo las semanas, la abundancia de presas en la zona, principalmente
conejo, hace que los tres pollos restantes sigan con su desarrollo bajo la
atenta mirada de los agentes medioambientales sin contratiempos, incluso poco a
poco son menos evidentes sus diferencias de tamaño.
Pero la
calma en nuestro nido de Águila Imperial no dura demasiado tiempo. Pasados unos
días observamos como uno de los pollos ha desaparecido del nido. Aún es pronto
para que haya alzado el vuelo, pero a la vez, todos los ejemplares presentan un
tamaño suficiente como para descartar el cainismo como causa de tal
desaparición. De inmediato se procede de forma minuciosa a la búsqueda del
individuo, el cual es encontrado bajo el nido con graves lesiones en una de las
patas y el ala, como consecuencia de la caída. El animal es recogido y
trasladado con urgencia al Centro de Recuperación de Fauna Salvaje “El
Chaparrillo”.
Ejemplar caído
A día
de hoy, los dos hermanos que aún quedaron en el nido, ejercitan sus músculos
batiendo sus alas para, en no demasiado tiempo, dar el salto definitivo fuera
de su nido, mientras que el ejemplar accidentado es cuidado con mimo en el
centro de recuperación de donde esperemos salga pronto para poder ser
partícipes también de sus correrías en libertad.
Los dos hermanos musculando
Creemos
que no podemos terminar estas líneas sin reconocer la gran labor y la exquisita
profesionalidad que demuestran día a día los trabajadores del Centro de
Recuperación de Fauna de “El Chaparrillo” cuya vocación y amor por la fauna
salvaje suplen muchas de las carencias en forma de material y personal que
sufren. Así mismo, recordamos una vez más a la ciudadanía que ante cualquier
incidencia con fauna salvaje comunique de inmediato con el Cuerpo de Agentes
Medioambientales a través del teléfono 112 o bien directamente en sus oficinas.